3/9/09

Dulce aroma en la montaña...


Por Roberto Alejandro Villatoro


Hermosura intrínseca e imbatible.

Hay ciertas cosas que no cambiarán.

Su garbo al tomar sus alimentos en la montaña,

El hecho de tener que vérselas en muchas cosas con complicaciones mayores que los hombres,

La sabiduría y rica conversación

Y hasta sus momentos de catarsis.

La fortaleza y el espíritu de aventura.

Su forma delicada de colocarse un rompevientos,

el andar generalmente más cauto y su paso delicado.

La sensualidad al atarse el cabello aun teniendo encima una mochila de varias decenas de libras de peso,

o lo delirante de ver sus cabellos sueltos flotando al viento.

Su forma de pelas una naranja y cortar los gajos.

La mano dulce que te ayuda a superar algún obstáculo

Y la infaltable acción de sacar un espejo y darle unos toques a las pestañas y al área de los ojos antes, de subir a un volcán..

Feminidad total, la elegancia y hermosura en su máxima expresión;

antes, durante y después de afrontar un reto, por más rudas que quieran parecer,

por más rápidas que sean, por mucho que esté inclinado el ascenso,

por mucho calor o frió que haga…

Los elementos podrán intentar cambiar muchas cosas, pero la esencia se mantiene;

mujeres, Oh, mujeres tan divinas! - como dice la canción.

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