- Sin embargo, no acabo de comprender como...
- Padece usted la ilusión popular de creer que las cosas pueden ser comprendidas. No se da cuenta de que el universo constituye en sí mismo una sólida contradicción.
- ¿Una contradicción de qué? - preguntó la matrona
- De sí mismo.
- ¿Có... cómo?
- Mi querida señora, el deber de los pensadores no consiste en explicar, sino en demostrar que nada puede ser explicado.
- Si... claro... pero...
- El propósito de la filosofía no es el de buscar el conocimiento, sino el de demostrar que dicho conocimiento es imposible para el hombre.
- Pero cuando lo hayamos demostrado - preguntó la muchacha -, ¿qué nos quedará?
- El instinto. contestó Pritchett con aire reverente
Ayn Rand
La rebelión de Atlas
La rebelión de Atlas
2 comentarios:
Puede ser, pensar duele. Es el dolor del parto de la verdad! :-)
que buena frase, hay que pensar más seguido!!
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