Acabábamos de llegar a la casa de la fam. Cuate Ayala en Zinacantepec. Mi período de abstinencia de licor había rebasado los límites imaginados por mí. Claro, parte del entreno de alta montaña era mantenerme sobrio.-
El trago, la parranda y el desvelo no van de la mano de un entreno deportivo (bueno, eso deberían de explicárselo a los futbolistas, verdad Patterson?).
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Lo cierto es que mi amiga Valeska saca una caja negra y empieza a buscar a Luis (hermano de Víctor, cuñado de doña Estela... mmmm, supongo) para darle un regalito de parte de estos expedicionarios.
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Yo: Y vos que traes en esa cajita pues?
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Vale: no mirés que se te va a antojar...
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Yo: Yaaaa!! ni que fuera tanto, dejame ver pues!
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Y luego la cara... esa mirada perdida entre tantas parrandas perdidas ese año... esperando con ansias terminar nuestra expedición para empezar de nuevo... mis queridas Gallo! como deseaba despatar una en ese momento!!!! pero bueno... ya había tiempo para la celebración (aunque fuera con cerveza mexicana!!)
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Ahi estaban, paraditas dentro de su caja, en el comedor de la familia. Salud Luis y Víctor
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