Algunos novatos en la montaña piensan que salir a montañear aún se trata de salir de excursión con un grupo de amigos, llevar tu mejor vestido outdoor, el celular con audífonos, ir a hacer juegos e incluso llevan un balón de futbol.
Para muchos salir a montañear es un encuentro con uno mismo. Ese momento que tus latidos se sincronizan con tu respiración y con tus pasos. Justo cuando tu cuerpo desiste de caminar te das cuenta que estas a medio camino y ahi entra tu espíritu, toma tu orgullo y te jala de los cabellos para que no desfallezcas a media jornada.
No todas las caminatas son así, pero créanme que al principio se sienten así. Aún a pesar de subir en grupo, hacés comunión con vos mismo en el intento de lograr la meta del día. No platicas con nadie y muchas veces hasta te apartás del grupo. Por ejemplo, no lo hice a propósito, pero el 31 de diciembre por momentos me detenía resollando y me veía solo en el sendero inclinado del volcán Acatenango (vía ruta cazadores) y a pesar de estar cansado, me sentía increíble.
Pero a veces es bueno caminar solo, lo hice el fin de semana pasado de regreso de la Laguna Chicabal, de día y de bajada hacia la carretera, por la entrada de La Estancia. Un poco menos de 2 horas, suficientes para estar conmigo, viendo y respirando el bosque (que ya queda poco por cierto)... que dicha por hacerlo todavía... que rico caminar solo de vez en cuando.
Para muchos salir a montañear es un encuentro con uno mismo. Ese momento que tus latidos se sincronizan con tu respiración y con tus pasos. Justo cuando tu cuerpo desiste de caminar te das cuenta que estas a medio camino y ahi entra tu espíritu, toma tu orgullo y te jala de los cabellos para que no desfallezcas a media jornada.
No todas las caminatas son así, pero créanme que al principio se sienten así. Aún a pesar de subir en grupo, hacés comunión con vos mismo en el intento de lograr la meta del día. No platicas con nadie y muchas veces hasta te apartás del grupo. Por ejemplo, no lo hice a propósito, pero el 31 de diciembre por momentos me detenía resollando y me veía solo en el sendero inclinado del volcán Acatenango (vía ruta cazadores) y a pesar de estar cansado, me sentía increíble.
Pero a veces es bueno caminar solo, lo hice el fin de semana pasado de regreso de la Laguna Chicabal, de día y de bajada hacia la carretera, por la entrada de La Estancia. Un poco menos de 2 horas, suficientes para estar conmigo, viendo y respirando el bosque (que ya queda poco por cierto)... que dicha por hacerlo todavía... que rico caminar solo de vez en cuando.
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