23/8/10

Los que vienen y los que se fueron



No hay dos amaneceres iguales, el del domingo no tenía nada de parecido a otros en la misma fecha. Hace un año el sol se colaba por mi ventana, mi cama se encontraba tibia y aún con síntomas de la trasnochada. Hoy solo recuerdos de un sueño borroso, una almohada dura y la habitación oscura como boca de lobo.
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Me despierto y aún escucho tus regaños, resabios del sueño que por cierto no recordaba, y un resorte me empuja de la cama... salgo al patio y doy una bocanada de aire de la temprana mañana...
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Te extraño aún y siento ese vacío. Pero todo ahora es diferente... poco a poco vuelvo a ver atrás menos y me concentro hacia adelante teniéndote presente.
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Ya me llamá y mi mamá, vamos al mercado a comprarte tus flores... no me gusta, pero la acompaño. Siempre he pensado que las flores alegran más a los vivos que lo que pueden gustarle a los muertos. Es más no me gustan los cementerios por eso, por la flores, cuando ya todas marchitas representan solo eso: el punto final.
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Presentía un buen domingo y lo fue... te sentí en mis sueños, te visité y te hablé... seguro me escuchaste. La tarde comiendo con una excelente compañía y por la noche haciendo una visita a una querida familia... familia de quien fuera "el amor de mi vida" en su momento hace ya tantos años. Los visité por motivo del nacimiento del segundo bebé de ella... y de pronto ¡¡Me acordé del sueño!!!
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Me estabas regañando, me decías que pensara en lo que viene, no en lo que pasó... que la vida es un camino que se vive para adelante, que se debe de hacer todo por los que vienen... utilizando toda la sabiduría de los que están y teniendo como guías a los que se fueron.
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Chingaos viejo!! no parás de sorprenderme...

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