Pero los mayas lo sabían. Ellos como las civilizaciones antiguas dejaron escritos acerca de los ciclos, soles, tiempos (como quieran llamarlos) de nuestro planeta. La exactitud de su calendario que tanto han alabado, nos condujo a las más fantasiosas formas de despedida de esta civilización.
Como saben, la energía no se crea ni se destruye, solo se transforma. Y en esa transformación saldremos ganando (espiritualmente), puesto que evolucionaremos.
Una de las profecías respecto a la mencionada fecha dice:
“el 22 de Diciembre 2012 el Sol recibirá un rayo sincronizador del centro de la galaxia con el que la humanidad iniciará un nuevo ciclo galáctico. Como consecuencia de dicho rayo, iniciará el fin del mundo de materialismo y destrucción en que vivimos e iniciará una nueva etapa de respeto y armonía. Antes de ese día, la humanidad deberá optar entre desaparecer como especie pensante que atenta contra el planeta o evolucionar hacia una nueva Era de integración con el resto del Universo”.
Más que profecías de destrucción masiva (como la película), son pronósticos estelares que manejaban con mucha precisión (los mayas calcularon el eclipse del 11 de julio de 1991).
Una de las explicaciones más verosímiles que he leído está acá, pero seguro encontrarán mucha información en la red.
Yo quiero evolucionar... desde que me lo explicó mi papá... más alla de 1984.
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