Era sábado y manejaba rumbo a casa, había sido un día diferente, lleno de sensaciones que aclararon mi cabeza (de nuevo).
Me asaltó la sensación de soledad y me dí cuenta que estoy muy distanciado de mis amigos. De aquellas personas que han influido en mi vida y que podemos llenar costales de anécdotas y recuerdos.
Como diría mi buen amigo Omar: "Yo no soy hipócrita muchá, yo los aprecio un chingo. A algunos si los quiero."
Y le doy toda la razón, hipócritamente nos escondemos tras las máscaras de honestidad y nos decimos amigos y compañeros de muchos, pero a muy pocos le abrimos nuestro corazón. A aquellos pocos que te han visto llorar por tu traida, los que te han visto cagarte de la risa, los que han acompañado en las buenas y las malas... esos son tus amigos. Aquellos a quienes les decís "come mierda cerote!" sin un atisbo de pena o remordimiento, y lo aceptan como muestra de camaradería (en el buen chapín).
Yo no he escogido a mis amigos, ellos me han escogido a mi, la vida nos ha puesto en el mismo camino, y vaya si ha sido de formas tan disímiles: desde pintar una casa (La Colocha), intercambiar un CD de Metallica (El Burro) hasta tomarnos la primer foto juntos en la montaña (PalecioP).
......
En ese momento tomo el teléfono y marco:
- Yo: Te extraño pizado!! cuando nos juntamos y unos hechamos unas chelas??
- El Burro: Cuando querrás cerote! si vos sos el que andás desaparecido! venite cuando querrás.
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