Aca les dejo una columna de Lucía Escobar que escribe en elPeriódico (miércoles 1 de abril de 2009):
McPana
Debimos preverlo cuando los árboles del terreno donde estuvo el mercado amanecieron marcados. Al día siguiente, el ruido de la sierra eléctrica nos alteró el corazón. Y empezaron a caer uno por uno; la Jacaranda, el Matasanos, el Eucalipto, los cipreses. ¡Los árboles mueren de pie! gritó el niño que paró en bicicleta un segundo, antes de retomar el camino lleno de fuia, con los ojos mojados. Ante el Arbol caído, la gente se abalanzó por la leña.
El de seis años fue enfático: aunque sea salvemos la casa de los pájaros. Se subieron al último árbol vivo y bajaron el palomar. El de nuevo, dijo: queríamos un parque para jugar, no un lugar para ir a comprar.
El alcalde de Panajachel pasará a la historia como un Iscariote. Hasta drenajes nuevos regaló para que la mierda del centro comercial llegue directo al lago. Con razón, el repentino interés de Dionisio en Atitlán. Es un libre encontro del sagrado mercado.
Pero Macondo no quiere un tren. Los habitantes del lago no necesitamos comida rápida, aquí no andamos con prisa. Esta vez los estudios de mercado fallaron. Si tanto dinero le sobra a las multinacionales que inviertan en evitar la desnutrición crónica de la población infantil de Sololá, ina de las más alarmantes del país, o en crear una planta de tratamiento de aguas negras o de reciclaje. Pero no nos traigan más basura disfrazada de comida.
Confío en que muchos van a preferir los típicos elotes asados, paches, chuchitos, tacos, dobladas, tostadas, rellenitos o la nueva fusión chapina de atol con palitos Diana, o pizza de horno de leña y empanadas de loroco, tamales vegetarianos y frijoles con todo. Espero que no sean muchos los que pierdan su negocio de pollo frito o tacos, y terminen lavando carros en el centro comercial.
Pero Macondo no quiere un tren. Los habitantes del lago no necesitamos comida rápida, aquí no andamos con prisa. Esta vez los estudios de mercado fallaron. Si tanto dinero le sobra a las multinacionales que inviertan en evitar la desnutrición crónica de la población infantil de Sololá, ina de las más alarmantes del país, o en crear una planta de tratamiento de aguas negras o de reciclaje. Pero no nos traigan más basura disfrazada de comida.
Confío en que muchos van a preferir los típicos elotes asados, paches, chuchitos, tacos, dobladas, tostadas, rellenitos o la nueva fusión chapina de atol con palitos Diana, o pizza de horno de leña y empanadas de loroco, tamales vegetarianos y frijoles con todo. Espero que no sean muchos los que pierdan su negocio de pollo frito o tacos, y terminen lavando carros en el centro comercial.
En Atitlán no queremos ni Mc, ni Campero. ¿Si no, qué chiste tendría ir a la capi?
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Gracias Lucía...
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